viernes, 17 de junio de 2016

Un día de lluvia

Íbamos juntos caminando luego de las clases de todos los días.
Teníamos más que una amistad, eso era seguro, pero aún no volvíamos a aquellos tiempos de amor enloquecido.
Mientras caminábamos conversando de nuestro día, de las locuras de nuestros compañeros y de los profesores que nos agobiaban con tareas y exámenes, sentí una gota caer a mi rostro.
Oh! Está lloviendo- fue lo que dijiste.
Nos encantaba la lluvia, la disfrutábamos mucho, pero comenzaba a llover muy fuerte y las gotas nos empapaban.
Corríamos para encontrar refugio. Allí, en el puente del tren.
Corrimos para cubrirnos. Corrimos para descansar del incesante golpeteo en nuestras cabezas.
Cuando llegamos al puente debimos relajarnos para recuperar el aliento.
El día era agradable. El viento mecía nuestro cabello y los autos pasaban veloces a nuestro lado.
Decidimos esperar a que la lluvia se detuviera un poco, pero ¿qué hacer por mientras?
Miramos los autos, comentamos cómo era aquella lluvia tan fuerte.
Aquí es cuando mi mente queda en blanco. Aquí es cuando mis recuerdos son llevados con la lluvia de aquel día.
Un abrazo. Hace frío. Me gustan tus manos heladas en mi rostro. Un beso en la frente. O un beso en los labios.
Realidad y sueño se superponen.

Ahora los recuerdos se mueven veloces en mi mente. Cómo volver el tiempo atrás, a aquel día de lluvia disfrutando tu compañía.

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